viernes, 17 de octubre de 2008

EL TERCER DOMINGO DE OCTUBRE SE FESTEJA EN ARGENTINA EL DÍA DE LA MADRE


Nueve Lunas
Fruto de amor a la vida hay otra vida en tu vida.
Ha germinado mi ser. Ya soy vida en tus entrañas,
y allí estaré custodiado por barreras defensivas
hasta que llegue el momento de respirarle a la vida.

Tu vientre será la cuna donde yo iré progresando,
naturaleza mediante, nueve lunas, casi un año,
aferrado a tus latidos, fieles cantos sin descanso,
que me darán la energía que no permita mi ocaso.

Compartiremos tu sangre; recibiré tus cuidados;
creceré poquito a poco hasta estar todo formado,
rodeado por tus afectos, plenos de amor y alegrías,
que invulnerable me harán, en tu panza, madre mía,

Por tu mente pasarán mil angustias, mil temores,
también dulces fantasías con cambiantes sensaciones.
¿Seré un hijo sanito... no traeré complicaciones?
¿Tendré nariz respingada... serán mi ojos marrones?

En mi constante adelanto muchas cosas sentirás:
mareos ó malestares, ó tal vez los pies hinchados;
ensancharán tus costados y tus senos crecerán;
tu vientre se agrandará, y tu amor, agigantado.

¡Pero qué grande me veo!, ¿Cuántas lunas han pasado?
¡Si me siento tan confiado que ya me empiezo a mover!
Ando de aquí para allá... si hasta el dedo me he chupado,
es que me siento tentado por aprender a comer.

Y cuando llega el silencio un susurro me sorprende,
mezclado con tu sollozo, mientras rezas la plegaria:
"Señor mío: ruego que sea feliz este pequeño inocente"
mientras las manos de madre se van ciñiendo a tu vientre.

Transcurrieron nueve lunas, debo irme, es natural,
el parto pronto vendrá, inexorable y puntual;
me iré del cálido mar que me dio seguridad,
es la hora de partida, ya no queda vuelta atrás.

Y cuando presto natura abra mis ojos al claro,
me sentiré en un instante, perdido, amenazado,
hasta que abatas mis miedos y me sienta acariciado
con tus palabras de madre, por tus brazos, por tus manos.

Y en ese instante sublime del abrazo maternal
se sella lo más hermoso entre un hijo y su mamá,
que dura la vida entera, por toda la eternidad,
es que el amor de una madre no se puede mensurar.

¡Qué fuerza tienen las madres, cuánto amor ellas nos dan!
¡Qué bueno es haber nacido!, ¡qué lindo es decir: Mamá!

Agustín L. Moreno

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