Y llegó el día en que mi hijo menor se decidió -era el único que faltaba de la familia en besar la cumbre- a acompañarme al Tres Picos. El tiempo acompañó y él, su amigo Diego, y un grupo de turistas de Santa Rosa, La Pampa, que fueron guiados por mi, llegaron a la cima del techo de los bonaerenses.
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