martes, 19 de agosto de 2008

CERRO DE LA PERSEVERANCIA - FOTO 4


Otra alternativa era bajar mucho y después remontar, pero preferimos tocar pico por pico y medirles su altitud, tarea que también nos demoraba algunos minutos, pero los aprovechábamos también para descansar, comer e hidratarnos.
Carlos, gracias a su vista de lince, divisó una manada de ciervos colorados y nos indicó donde mirar para verlos. Iban corriendo por una quebrada cruzando un arroyo y lo hacían más rápido que el viento que soplaba en ese momento. Al rato, un par de guanacos en una quebrada opuesta a la de los ciervos y también, por otro faldeo, de los tantos que hay en esa zona, se vieron algunos jabalíes. Por el aire, con el cielo azul profundo de fondo, un casal de águilas moras, destacando sus pechos blancos, nos sobrevolaba manejando la térmica a su antojo. De a ratos se les acoplaba el aguilucho.
- Cuando tengo la cámara aprontada no se ven, y ahora que la tengo en el estuche puedo asegurar que cuando la preparo para disparar se van -dije lacónicamente.
Y así fue. En un segundo desaparecieron de nuestra vista.

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