Siempre digo a mis amigos que a toda salida a la montaña, a esta altura de la vida, trato de disfrutarla y pasarla bien. Ya no me apuro como antes, años ha. Ahora mis piernas se mueven con pausas pero con firmeza, y mi cerebro, muy oxigenado por el aire puro de las sierras, actúa mucho más rápido y ágil.
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